Milei vs Massa
A ocho días de que el pueblo argentino concurra a las urnas y decida qué ciudadano será el presidente de la nación, los candidatos clasificados para el ballottage concurrieron al debate obligatorio previo a las elecciones. Generalmente, se considera que esa última confrontación está dedicada a captar el porcentaje de votos que en la primera vuelta no se convencieron y, por tanto, no decidieron por ninguna opción de los clasificados. Sin embargo, considerando el peculiar escenario histórico y actual de Argentina, como es el peronismo, la situación tiende a una permanente polarización entre el viejo orden, representado por un estado asistencialista, y la abrupta irrupción de un orden liberal antiestatista. El debate, como suele suceder por la proximidad de una elección definitiva, fue tenso, de mucha confrontación sin llegar a extremos y con pocos aportes para convencer al importante margen de indecisos que arrojó la primera vuelta. Los aspectos formales de los dos candidatos es probable que se diluyan en el debate que no aportó claridad ideológica ni política, pues los ataques se centraron en la parte personal del contrincante y parcialmente sobre sus ofertas de campaña, además de referencias a los hechos más controversiales que protagonizaron los dos candidatos clasificados.
Cualquiera que fuese el resultado electoral, muy poco se puede acreditar a los contenidos que aportaron los candidatos finalistas en el debate. Una diferencia sustancial de lo que sucedió en la primera vuelta en Ecuador, donde en el primer debate la intervención del entonces candidato Daniel Noboa lo catapultó casi directamente a la presidencia de la República; incluso, sin afectar su participación en el segundo debate que careció de los efectos novedosos que logró en el primero.