ESTADOS UNIDOS: EL VOTO CASTIGO
A pocas semanas de unas elecciones presidenciales excepcionales en Estados Unidos, es importante conocer e interpretar las peculiaridades del voto indirecto, en virtud del cual pueden existir diferencias entre el voto depositado en las urnas y el resultado del Consejo Electoral. Debe añadirse que en este sistema el voto no es obligatorio, lo que añade mayor volatilidad a los resultados finales.
Para una mejor comprensión del sistema, es necesario referirse a los orígenes históricos, ideológicos y culturales del federalismo que, desde 1797, rige a los Estados de la Unión. Esta peculiar circunstancia permite que el voto tenga, en primer lugar, una significación prioritaria en la suma de la totalidad de los estados, la cual se realiza en el Consejo Electoral, que se pronunciará cuando alguno de los candidatos alcance los 270 votos. Esta cifra puede ser inferior al número de sufragantes en los estados donde los votos se hicieron efectivos, pues lo que define es el número de votos por estado, no por los votos individuales de los ciudadanos. Esta situación permite concluir que el presidente de los Estados Unidos se elige exclusivamente por los votos del Consejo Electoral, siguiendo estrictamente las normativas federales, y no por el voto universal de los ciudadanos en su conjunto.
A las circunstancias anteriores se suma que el voto en EE.UU. no es obligatorio, lo que conduce a que las campañas electorales, además de promover a los candidatos, incentiven indirectamente la asistencia de los ciudadanos a las urnas. Estas características exclusivas de este sistema dan lugar a un comportamiento variable en algunos estados, conocidos como “bisagra” o “púrpura”. En estos estados, las preferencias pueden cambiar entre demócratas y republicanos en cada elección, a diferencia de otras circunscripciones que históricamente tienen definidas sus opciones. Entre estos estados se cuentan Pensilvania, Georgia, Wisconsin, Carolina del Norte, Nevada, Michigan y Arizona.
Las características electorales mencionadas permiten elaborar cuidadosas hipótesis sobre los resultados de la elección que disputarán Kamala Harris y Donald Trump. Aparentemente, la sustitución que se produjo en la candidatura demócrata tras la renuncia de Joe Biden, siendo reemplazado por la parlamentaria, su vigorosa presencia en múltiples escenarios y la acogida que ha recibido su candidatura tanto en el ámbito nacional como internacional, además de su participación en el debate con el candidato Trump, inducen a pensar en un triunfo seguro. Sin embargo, es difícil medir los resultados electorales en los estados mencionados, por lo que no se descarta un triunfo del republicano, y que se repita el fenómeno en el que los votos del Colegio Electoral superen a los votos directos de los sufragantes, como sucedió, por ejemplo, en las elecciones entre George W. Bush y Al Gore, así como entre Hillary Clinton y Donald Trump.